Dicen que el pasado está grabado en piedra, pero no es así. Es humo atrapado en un cuarto cerrado, produciendo volutas, cambiando. Sacudido por el paso de los años y las ilusiones. Pero aunque cambie nuestra percepción de él, hay algo que permanece constante. El pasado nunca puede borrarse por completo, persiste. Como el olor de la leña ardiente.
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